martes, 15 de septiembre de 2009

LA SOPA BOBA, AHORA CIBERNÉTICA.


Y de repente, una mañana cualquiera, al igual que aquella en la que todavía en calzoncillos, con cara de sueño y la jarra del café en la mano me quedé con la boca abierta viendo como en la televisión las dos torres de New York símbolos del capitalismo, del libre mercado y el liberalismo occidental eran atravesadas por dos dardos repletos de gasolina de alto octanaje preludio de la tragedia que se desencadenó en directo, pues digo que, de repente, otra mañana cualquiera me vi, nos vimos con el espectáculo en directo y en cadena de otro ataque de proporciones aún imprevisibles perpetrado en el corazón de las finanzas y con ramificaciones en todo el planeta que hizo saltar por los aires la economía mundial.

En el caso de las torres parece que se trató de un asunto relacionado con grupos islamistas terroristas y después de unos cuantos años de informes, guerras, perdida de libertades cívicas y la imposibilidad de encontrar a la cabeza gestora de todo el desaguisado la cosa aún no está muy clara y todo ha quedado en agua de borrajas, como casi siempre suele ocurrir en los casos muy importantes. Y ya nadie se acuerda del asunto. El muerto al hoyo y el vivo al bollo.

En el ataque a las finanzas si bien aún nadie se pone de acuerdo sobre la magnitud de la catástrofe que ha provocado o puede todavía provocar, si se sabe sin embargo cual es el móvil y los nombres y apellidos de instituciones y particulares que de una u otra manera han colaborado en esta nueva clase de ataque terrorista.

En cuanto al móvil la palabra es avaricia, AVARICIA con mayúsculas. Y los perpetradores no llevan turbante, ni vienen de países que están contra el sistema occidental, son, naturalmente no todos pero sí muchos de ellos, la crema, la flor y nata de los hombres de negocios, patriotas, muchos de costumbres religiosas, con vínculos en las más altas instituciones.

Tradicionalmente los banqueros y empresarios del crédito en general prestaban dinero, respetando unos límites establecidos, a empresas, negocios y particulares que demostraban su capacidad para poder devolverlo junto a unos intereses razonables. Así explicado de esta forma tan elemental es como el mundo ha girado en el sistema capitalista. Pero como el negocio era tan sencillo y tenía pocos alicientes los banqueros se aburrían y comenzaron a darle vueltas al asunto y a alguien se le encendió la bombilla inventando la llamada "ingeniería financiera".

Con las coberturas al riesgo, la especulación, los arbitrajes y la reestructuración de las transacciones unido a la rapidez de los ordenadores, el tiempo real y la globalización, la ingeniería financiera comenzó a operar en cualquier parte del mundo. En los años ochenta - noventa a esos ejecutivos se les llamaba "Masters of the Universe" y estuvieron muy bien representados en el libro y posterior película "La Hoguera de las Vanidades". Nuestro máximo exponente hispano fue el sr. Conde que con su pelo engominado causaba infartos de adoración entre la juventud que quería seguir sus pasos.

Nuestros cutres políticos dicen que de este marasmo económico en el que estamos metidos tienen la culpa los grandes gurús de las finanzas que naturalmente son americanos. Y en parte es verdad. Pero no nos dicen que los bancos y cajas españolas están metidas hasta el cuello en transacciones especulativas y que el Banco de España también es culpable porque es la institución que tiene que vigilar y no lo ha hecho. Tampoco nos hablan del pelotazo del ladrillo, de esa construcción desorbitada en connivencia con los ayuntamientos, de la mano de obra barata que el gobierno propiciaba en forma de inmigrantes que entraban sin control alguno. Y aunque todos podían percibir que ese crecimiento era falso y no llevaba a ningún sitio se aplicaba la ley de poner el cazo y eso de : "Mientras dura, vida y dulzura".

¿Y que ha pasado? Pues que mucha gente ha perdido sus ahorros, han perdido sus empleos, están con el agua al cuello. ¿Y los culpable de todo el entuerto? En Estados Unidos algunos, muy pocos, han sido destituidos de sus cargos, muchos menos encarcelados por sus delitos. Y en general, en casi todos los países, los gobiernos no sólo no los han castigado por lo que han hecho sino que les están dando dinero a espuertas para que se recuperen sin pedirles gran cosa a cambio.

Y dice un amigo mío: Pero bueno ¿Dónde está todo ese dinero que se ha perdido, donde las enormes ganancias de los empresarios del ladrillo cuando las cosas les iban bien? ¿Dónde las masas de dinero acumuladas por los bancos en tantos ejercicios que divulgaban sin ningún pudor a los cuatro vientos?.
Pues qué se yo: en paraísos fiscales, convertido en oro, debajo de la cama, invertido en terrenos ingentes alrededor del mundo…

El caso es que la percepción que tenemos los que andamos por la calle es que todos ellos siguen con sus mansiones, sus yates, sus grandes negocios y los políticos que les engrasan sus actividades siguen en sus poltronas y con sus prebendas y sinecuras, sus corrupciones, sus automóviles de alta gama con chofer, sus gastos innecesarios, sus buenas comilonas…y preocupados por sus rencillas personales y las peleas entre partidos y el reparto del poder. Y mientras…

Mientras entre la gente hay de todo, como el nuestro es un país de funcionarios pues a esos millones mientras la administración les siga pagando…y los liberados de los sindicatos, que también son unos cuantos, mientras no les falten las subvenciones del gobierno…y los memos enfundados en la camiseta del partido, sea el que sea, a los que seguirán votando pase lo que pase hasta la muerte…para muchos mientras no les falle su personal "sopa boba" pues no verán la necesidad de pensar en la situación del país.

Me he puesto a mirar el significado de esto de la "sopa boba": dice "llevar vida holgazana de gorrón" también "mendigar la comida de casa en casa". Su origen alude a que antiguamente había un número de estudiantes pobres que seguían la carrera universitaria manteniéndose con la "sopa boba" que les daban en las porterías de los conventos donde acudían a tomarla con los mendigos.

Pero hay otro tipo de sopa que en este caso no es boba sino necesaria, que se está imponiendo por todo el país poco a poco. Y es que los comedores y refugios para los pobres que tradicionalmente funcionaban de forma callada a través de parroquias y conventos se han visto desbordados por el número de personas que acude a ellos para recibir comida.

Y es que ha surgido otra clase de pobres, los que han tenido trabajo hasta hace poco, los que aún teniendo un trabajo no pueden pagar las hipotecas, los que no cobran el paro, los que no tienen ninguna perspectiva de encontrar trabajo, los inmigrantes a los que el gobierno dejó entrar alegremente y ahora están en la calle sin papeles ni recursos.

Se da la paradoja de que posiblemente muchas de esas personas tengan ordenador y acumulen esos otros trastos, objetos inútiles con los que la sociedad de consumo inunda el mercado, pero que sin embargo se vean forzados a acudir a los comedores para poder ahorrar algo de dinero con que pagar la hipoteca o la renta. Por eso digo que ahora la sopa es cibernética. Es el sarcasmo de un mundo tecnológico, potencialmente lleno de recursos, sofisticado y avaricioso que divulga en las pantallas la idea amable de que todo está al alcance de la mano sin apenas realizar ningún esfuerzo. Pero que cuando esa imagen hedonista que en realidad sólo existe para algunos se derrumba la población se encuentra sin recursos, inerme para afrontar los problemas de una sociedad que en gran parte está sustentada en la irrealidad.

Bien, en resumidas cuentas, este mundo del bienestar, que por cierto sólo toca a una parte muy pequeña del planeta, no parece que vaya a ser más duradero, feliz, estable y a salvo de las amenazas exteriores e interiores bajo el supuesto cielo protector de esta ciega sociedad del consumo y la gratificación instantánea.

Los más optimistas piensan que esta caída hasta las simas de la debacle general tendrá su punto de retorno y todo volverá a esa realidad, o mejor, realidad virtual en la que nos hemos acomodado hace más de treinta años. Poco tiempo…ciertamente. Veremos lo que pasa…
San Francisco.
26.03.09
José Luís Medina.

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