martes, 15 de septiembre de 2009

EL FIN DEL MUNDO.

EL FIN DEL MUNDO TAL COMO LO CONOCEMOS, UN MUNDO SIN PETRÓLEO, VISIONES DEL APOCALIPSIS, LA MUERTE DEL PLANETA TIERRA.
It´s the end of the world as we know it.
It´s the end of the world as we know it.
It´s the end of the world as we know it and I feel fine.
REM
Sin petróleo no podemos conducir, no podemos arreglar las carreteras, ni transportar los productos que se fabrican lejos de nuestras casas, desde un par de zapatos o un ordenador hasta la mayoría de los alimentos preparados y embasados en macrofábricas o recolectados en inmensas plantaciones que necesitan fertilizantes muy potentes, plaguicidas casi todos derivados del petróleo y métodos avanzados de reproducción para luego cubrir cientos de kilómetros desde el punto de origen hasta el plato en el que los comemos.
Si esta organización falla porque el combustible no llega a toda la cadena de transporte, si las mercancías en un momento dado no pudieran llegar a su destino porque barcos, aviones, camiones no circulasen por falta de combustible el sistema se colapsaría en un espacio de tiempo muy pequeño y a continuación comenzaría una creciente escasez que conduciría inexorablemente a la especulación, la lucha por sobrevivir y el hambre.
La teoría de la curva de Hubbert se basa en la observación de que la cantidad de petróleo encontrado en cualquier región del planeta es finita, de esta manera el ritmo creciente de la extracción en el momento de su descubrimiento alcanza rápidamente su punto crítico para a continuación declinar. De acuerdo con estas teorías el punto máximo de extracción habría llegado a su cima alrededor del año 2000 para comenzar a decaer.
Esta parece ser una teoría en la que no se ponen de acuerdo los que verdaderamente conocen su alcance. Y por otro lado también es verdad que no es la primera vez que sufrimos una crisis del petróleo, en octubre de 1973 los países de la OPEC junto a Siria y Egipto anunciaron un embargo del crudo a las naciones que habían apoyado a Israel en el conflicto de la guerra de Yom Kippur.
En 1979 una segunda crisis comenzó a raíz de la revolución Iraní y a partir de ahí el mercado permaneció inestable con subidas y bajadas hasta comenzar a subir a partir del 2003 y llegar a su máximo en 2007.
Nada hace pensar que el petróleo pueda bajar de precio en el futuro si no todo lo contrario, unida a la teoría de Hubbert el planeta se enfrenta con la mayor demanda de crudo de su historia en naciones que recientemente se han incorporado al mercado global y sobre todo a la inmensa demanda de China.
Esto unido a la creciente escasez de alimentos y por consiguiente aumento de precio de los mismos, la incesante llegada de más seres humanos al planeta a los que hay que alimentar, el concepto de globalización que introduce múltiples problemas en las relaciones, la falta de agua abundante y el límite de los recursos del planeta hace que muchas miradas se vuelvan inquietas hacia conceptos medievales que habían quedado relegados en pabellones oscuros del cerebro. La palabra que los define es: Apocalipsis.
Este término se usa hoy en día muy frecuentemente para referirse al final del mundo que habitamos, todas las calamidades caerán sobre nosotros, pestes, guerras, inundaciones, hambre, hasta que la bestia sea aniquilada en la última batalla en el monte Armageddon, las fuerzas del mal serán destruidas y con ellas la tendencia de la humanidad hacia su propia autodestrucción. La resurrección de los muertos, el día del juicio final y la vida eterna serán el triunfo final sobre el mal.
Esta concepción sucinta de parte del Apocalipsis está presente en muchas de las religiones que coexisten o se enfrentan abiertamente en el mundo. A través de los siglos, en épocas en las que el hombre no estaba ilustrado fenómenos como los eclipses de sol, el paso de un cometa, el cambio de siglo o cualquiera de las pandemias que asolaban los continentes eran motivo mas que suficiente para aterrorizar a las poblaciones que carecían de conocimientos y recursos para afrontarlos.
El hombre ha permanecido indefenso y paralizado de terror ante estos fenómenos enfrentando una posible extinción del planeta en el que habita mientras que la naturaleza se muestra insensible y ajena a los deseos humanos y evoluciona en procesos de construcción y destrucción adaptándose a unas leyes y una dinámica que el hombre hoy ha comenzado con gran esfuerzo y muy rudimentariamente a atisbar.
Pero incluso con las ventajas tecnológicas y los conocimientos que hace sólo algunas décadas eran impensables el hombre asiste a un recrudecimiento de los flagelos más antiguos de las civilizaciones en forma de escasez de recursos naturales, falta de alimentos, superpoblación, enfermedades como el Sida convertida en una pandemia que en 2007 afectaba a más de treinta y tres millones de personas en el mundo entero habiéndose cobrado las vidas de más de dos millones de personas incluyendo trescientos treinta mil niños, más de tres cuartas partes de todas ésta muertes localizadas en el África subsahariana.
Y otras enfermedades que atacan a los animales como la Encefalopatía Esponjiforme Bovina atribuida a la ingestión de alimentos contaminados, la Gripe Aviar en aves y pájaros o la terrorífica fiebre hemorrágica, el virus Ébola, identificado por primera vez en 1976 en el Congo que afecta a todo tipo de primates, incluidos los seres humanos, y otros mamíferos.
La contaminación del agua y la atmósfera, las talas de la capa forestal, los cambios climatológicos forman un cuadro moderno que recuerda y acrecienta por su importancia los temores de aquella visión cataclismica que tuvieran nuestros antecesores pero corregida y aumentada. Algunos piensan incluso en una posible guerra total no lejana entre China y los Estados Unidos por el control del petróleo del Oriente Medio.
Enfrentados a un mundo sin petróleo, a un mundo contaminado y con recursos muy limitados la sociedad tiene que tomar conciencia con mucha celeridad del punto en el que se encuentra y comenzar seriamente a moverse en diferentes direcciones para tratar de atajar aprendiendo de sus errores la inercia que nos lleva a nuestra autodestrucción.
Es el fin del mundo tal como lo conocemos, pero el hombre es inteligente y muy capaz cuando no se deja llevar enteramente por el egoísmo. Y debe confiar, entre otras cosas porque no le queda otro remedio, en encontrar la base de su subsistencia en otras energías.
La página de Internet “ Un mundo sin petróleo “ fue creada por un grupo de gente que sufrió la mini-crisis del aeropuerto de Denver en Diciembre de 2006 originada a raíz de su clausura debido a una tormenta de nieve que dejó a más de cuarenta mil personas sin medios de transporte y que les llevó al convencimiento de que unidos a través de una página web podrían hacer mucho más que quejándose individualmente frente a una crisis. En ésta página todos pueden opinar, compartir sus experiencias, aportar soluciones, aunar esfuerzos.
Para muchos tener conciencia de la situación presente y formar una opinión hacia el futuro no es fácil, en el día a día las cosas no parecen ir tan mal, no hay que ser catastrofista, es la opinión del ciudadano medio.
Sí – me comentaba un amigo – es como si fueras en un avión y algo deja de funcionar y comienza a precipitarse en caída libre y sabes que en pocos minutos no quedará nadie vivo. Y sin embargo en el interior de la cabina las azafatas siguen sirviendo bebidas con una amplia sonrisa aparentemente ajenas a lo que está pasando. Otros sin embargo piensan que el día que se desate la crisis será rápida causando el pánico general.
En pocos años las energías alternativas han cobrado un nuevo impulso, aletargadas durante mucho tiempo debido sobre todo al precio barato del petróleo han recuperado ahora su importancia y muchas de ellas se están poniendo en práctica. La mayoría de las opiniones de los expertos, sin embargo, coinciden en que no son suficientes para sustituir al petróleo aunque importantes como complemento. La tremenda demanda de energía en una sociedad altamente industrializada necesita de poderosas fuentes de energía y hoy por hoy solamente la nuclear puede dejar a un lado al petróleo. Pero ésta fuente de energía aplicada ya en muchos países sigue siendo muy polémica y controvertida por su potencial peligro y la falta de soluciones al problema que representan los residuos.
Aunque el problema energético es global algunos países están mejor preparados que otros para soportar la crisis, Europa en general dispone de medios de transporte colectivos racionales como la red de trenes que conecta prácticamente todo el continente, en las grandes ciudades el metro es el medio más rápido, barato, limpio y eficaz para los desplazamientos de los ciudadanos.
Causa estupor que el hasta ahora más avanzado país del mundo, Estados Unidos, no disponga de esos medios de transporte o si dispone de ellos no en la cantidad y calidad que deberían tener. En la década de los años cincuenta y bajo la presidencia de Dwight D. Eisenhower se comenzó a construir el sistema de autopistas estatales que Eisenhower admiró en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial.
Con un petróleo muy barato y todos los recursos del país intactos su idea se abrió paso felizmente creando enormes posibilidades de enriquecimiento para las industrias del país, promocionando la vida en el extrarradio de las ciudades en zonas sin servicios o en todo caso con servicios muy escasos, con el consiguiente gasto de energía y la dependencia casi absoluta del automóvil.
El ferrocarril que hasta entonces había gozado de buena salud languideció hasta casi caer en el olvido. Cincuenta años después el tráfico es insostenible, el gasto de combustible monstruoso, las obras de carreteras e infraestructuras que han arrasado extensas superficies de terreno una locura a los ojos del observador inteligente.
Los grandes monopolios terminaron concentrando todo su poder en las industrias de la alimentación, los tejidos, el calzado, los productos manufacturados en general fagocitando o eliminando las producciones locales que no podían competir en precio con fabricantes tan poderosos.
Ahora con el advenimiento de la globalización las mismas compañías abarcan el mundo entero llegando a cualquier rincón del planeta, los garbanzos vienen de Méjico, los zapatos de China, la fruta de Chile, el cordero de Australia, las flores de Ecuador. Y no es que esto sea en principio negativo, el problema está en que nos hace dependientes de estas compañías, del mercado global, de la especulación, de los movimientos de la bolsa, en definitiva de lo que los poderosos disponen conforme a su conveniencia.
No hace aún tanto tiempo, sesenta, setenta años, la sociedad disponía de muchos más recursos para sobrevivir en un caso extremo, parece una contradicción que con el nivel de vida actual se pueda afirmar algo así pero pensemos un momento, en los tiempos que vivieron mis padres casi toda la gente sabía coser, remendar zapatos, conservar alimentos sin necesidad de frigoríficos, atajar gran número de problemas corporales y hasta enfermedades con plantas de uso común, reparar gran cantidad de objetos, conformarse con menos y sacar partido a la vida sin grandes cantidades de dinero usando la imaginación y las relaciones de amistad y convivencia con los amigos.
Hoy todo se compra y se tira muchas veces por el simple hecho de querer cambiar de color, de moda. Se han perdido las destrezas individuales para confeccionar, crear o transformar nuestros objetos cotidianos usando nuestras manos y alguna herramienta sencilla, nuestra convivencia con los otros es muchas veces puramente de conveniencia y pocos conocemos al vecino que vive enfrente, mucho menos al del sexto piso.
Con todo éste panorama ya comienzan a florecer los individuos y comunidades que quieren volver a aplicar en sus vidas técnicas más racionales con el entorno y su propia felicidad. Para ello se esta pensando en ciudades más pequeñas que generen su propia energía, en fomentar el cultivo y consumo de productos locales, aprender las viejas técnicas así como otras nuevas que nos ayuden a reciclar nuestros objetos y nos acerquen a la autosuficiencia, volver a usar a los animales como medio de trasporte y ayuda en las tareas cotidianas, ir al trabajo en bicicleta, disminuir el nivel de nuestras exigencias superfluas, banales e inútiles en favor de aquellos que carecen de lo más elemental.
Hasta ahora el género humano ha logrado sobrevivir a pesar de su lado oscuro, a pesar del reguero de millones y millones de muertos causados en su mayoría no solo en la lucha con el medio ambiente si no por su propia autodestrucción. Hasta hace muy poco tiempo la huella que el hombre podía dejar en la naturaleza era mínima pero eso ha cambiado, la misma energía que le ha llevado a crear un mundo más amable y habitable también le ha puesto en las manos el poder para destruir el planeta.
Esto sin embargo no es enteramente así, el hombre tiene ahora la capacidad de autoinmolarse y convertir el planeta en un infierno, pero la naturaleza seguirá su camino con o sin el ser humano y si las teorías actuales de la aceleración del universo son correctas en dos billones de años el sol será mucho más brillante lo que acelerará el efecto invernadero haciendo la vida imposible en la tierra pero quizás para entonces el hombre haya podido hacer algo crear, por ejemplo, una especie de sombrilla que proteja al planeta de los efectos del sol. Pero hablar de billones de años queda muy lejos de nuestras expectativas cuando el tiempo de nuestra vida es por comparación similar al de una mariposa.
En cinco billones de años el sol desaparecerá pero el planeta seguirá durante un tiempo existiendo físicamente. Para entonces, si el hombre ha logrado sobrevivir a sus monstruos interiores es de suponer que la curiosidad y la necesidad le hayan llevado a descubrir y colonizar otros planetas.
El hombre ha sido y seguirá siendo un eterno viajero y sabe que el futuro está en las estrellas. De ellas vinimos y a ellas volveremos.
06.08.08
San Francisco.
J. L. Medina.

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